La Lechuga
No hay ninguna planta tan simple, deliciosa, versátil, o satisfactoria de cultivar como la lechuga. Los rábanos son más fáciles, pero no tan útiles. Los jitomates dan más satisfacción, pero no se pueden cultivar en nuestro clima en el otoño o el invierno sin la ayuda de equipo protectivo. Con la lechuga, no hay problema: es deliciosa para comer diario y se puede cultivarla casi todo el año.
Hay dos maneras de cultivar su propia lechuga: se puede empezar con semillas o plántulas. Se puede escoger de un rango más variado de lechuga si se empieza de semilla. En las estaciones más frescas, es más fácil empezarlas dentro de la casa, para que germinen/broten mejor si se mantienen protegidas de temperaturas bajas.
En las estaciones más cálidas, las lechugas brotan rápidamente afuera. Tenga cuidado de no sembrar las semillas muy profundamente en la tierra - un espolvoreado ligero con apenas bastante tierra para cubrirlas es suficiente. Manténgalas húmedas - necesitan agua cada día al principio. Se pueden trasplantar después de unas semanas, una vez que son suficientemente fuertes para el manejo o el transporte. La lechuga crece mejor si se la protege del sol directo y el calor que lo acompaña. Basta darle sombra plantándola al lado norte de verduras más altas. En el invierno, protéjala de lluvias fuertes empleando tela Reemay en forma de una tienda de campaña.
A la hora de cosecharla, se puede cortar la cabeza entera de la lechuga, o sólo cosechar unas hojas individuales de cada variedad, para producir su propia “Ensalada de Verduritas de Sonoma.” Añada un aderezo de aceite de oliva y vinagre, y de veras está comiendo de la tierra.
Las semillas de lechuga se encuetran en los catálogos especiales de semillas, y en la mayoría de los viveros y las ferreterías.